Trabajos forzados en la Alemania nazi | ||
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Prisioneros del campo de concentración de Dachau efectuando trabajo forzado, 24 de mayo de 1933. | ||
Contexto | Segunda Guerra Mundial | |
Víctimas | URSS (33,6%), Polonia (21,7%), Francia (17,1%), Bélgica, Países Bajos, Checoslovaquia, Yugoslavia, Italia, Bulgaria, Hungría, Dinamarca, Grecia, España, Rumania y otros. | |
Cifra de víctimas |
10 millones (1944 est.) | |
El uso del trabajo forzado y la esclavitud en la Alemania nazi y en toda la Europa ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar en una escala sin precedentes.[1] Era una parte vital de la explotación económica alemana de los territorios conquistados. También contribuyó al exterminio masivo de poblaciones en la Europa ocupada por los alemanes. Los alemanes nazis secuestraron a aproximadamente 12 millones de personas de casi veinte países europeos; aproximadamente dos tercios provinieron de Europa Central y Europa del Este.[2] Muchos trabajadores murieron como resultado de sus condiciones de vida: maltrato, malnutrición y tortura. Se convirtieron en bajas civiles de bombardeos.[3] En su apogeo, los trabajadores forzados incluían el 20% de la fuerza laboral alemana. Contando las muertes y el volumen de negocios, alrededor de 15 millones de hombres y mujeres fueron trabajadores forzados en un momento de la guerra.
La derrota de la Alemania nazi en 1945 liberó a aproximadamente 11 millones de extranjeros (categorizados como "personas desplazadas"), la mayoría de los cuales eran trabajadores forzados y prisioneros de guerra. En tiempo de guerra, las fuerzas alemanas habían traído al Reich 6.5 millones de civiles además de los prisioneros de guerra soviéticos para el trabajo no libre en las fábricas.[2] Devolverlos a casa era una alta prioridad para los Aliados. Sin embargo, en el caso de los ciudadanos de la URSS, regresar a menudo significaba sospecha de colaboracionismo o internamiento en el gulag. La Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y Rehabilitación (UNRRA), la Cruz Roja y las operaciones militares proporcionaron alimentos, ropa, refugio y asistencia para regresar a sus hogares. En total, 5.2 millones de trabajadores extranjeros y prisioneros de guerra fueron repatriados a la Unión Soviética, 1.6 millones a Polonia, 1.5 millones a Francia y 900,000 a Italia, junto con 300,000 a 400,000 cada uno a Yugoslavia, Checoslovaquia, Holanda, Hungría y Bélgica.[4]
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